viernes, 29 de marzo de 2013

Ruta de San Cristobal 28/03/2013

 Como es habitual el grupo quedamos en La Reguerita a la puerta de Jose Eugenio para aprovechar el único día que el agua parece que nos dará tregua. Estabamos 6, Jose, Froi, Jesús, Jesús Medina, Ernesto y Lalo. Salimos sobre las 10:30 cogiendo la carretera de Moronta hacia Escuernavacas. Una vez allí cogimos un camino muy embarrado que nos lleva a cruzar una finca hasta Traguntía, pero cual es nuestra sorpresa cuando nos encontramos el camino totalmente cortado por un regato que no conocíamos y que dada la cantidad de lluvia caída durante las ultimas semanas corría con mas de un metro de altura. Después de estar más de media hora buscando un paso e intentarlo por algunas piedras a riesgo de mojarnos como le paso a Lalo que metió completamente una pierna hasta el fondo como se puede ver en las fotos. Al no encontrar ningún paso sin riesgo de acabar empapados decidimos volver a Moronta para coger otro camino hacia Traguntía, pero a medio camino decidimos coger otro sendero el cual nos volvió a llevar a otro regato por lo que la única salida fue coger carretera hacia Moronta. Desde Moronta llegamos a Traguntía por carretera, cogiendo el camino que cruza la antigua finca de S.M. "El Viti" dejando a los lados los sementales bravos y las madres con sus becerros. Desde allí siguiendo un camino muy embarrado y cruzando varios charcos que nos hicieron mojar los pies además de exigir un esfuerzo extra a las piernas por lo pesado del camino. Finalmente llegamos a la antigua finca de San Cristóbal, donde pudimos apreciar su caserón, varias casas y corrales y la vieja iglesia ya derruida por el paso de los años.






Después de comer unas barritas y recuperar fuerzas decidimos acortar la ruta por el tiempo perdido por los regatos que nos cortaban el paso y cogimos una dura subida hasta la carretera de Cipérez la cual cogimos durante un par de kilómetros hasta volver a enlazar con el camino que nos lleva a Peralejos de Abajo por unas pistas blandas aunque no tan cargadas de barro. Allí en Peralejos un grupo de niños se unió durante un rato a nosotros con la típica chispa de su edad. Desde allí enfilamos hacia Vitigudino con el viento en contra y las piernas cansadas por el esfuerzo que supone mover las bicis en el barro, subiendo las dos ultimas cuestas no sin dificultad. Ya en Viti, decidimos recuperar un poco las fuerzas con unas cañas bien merecidas en el Retiro.

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